jueves, 18 de noviembre de 2010

El comienzo de las clases

Llega el lunes y a las ocho comienzan las clases. Para algunos es la primera vez que asisten a una escuela, y aunque las edades son diversas todos estarán hoy en la misma clase.
El profesor, mesieur Larmè, entra al centro un cuarto de hora antes del comienzo de la clase, vive en Kelo y llega hasta Bayaka en moto. Cuando los niños escuchan el ruido de la moto salen todos corriendo al camino, le hacen bajar de la moto, paran el motor y la conducen hasta la sombra del árbol más cercano a la clase, todos saludan al profesor y le sacan una silla donde descansa un poco mientras llega la hora.
La primera tarea es barrer la clase, esto es algo que normalmente hacen las niñas. Los niños se encargarán de traer agua del pozo para limpiar la pizarra o rellenar la tinaja de agua para beber.
Llegan las ocho en punto y lo primero es formar las filas a la puerta de la escuela. Una vez echas las diferencias de estatura el profesor les da las normas para hacer una buena fila, mantenerla recta, el orden que hay que guardar etc. Durante unos segundos, al menos en este primer día han disimulado saber qué es el orden.
Una vez en clase hay que distribuir los sitios y también enseñarles cómo deben levantarse o sentarse cuando el profesor da la orden, y es que aquí cuando alguien importante ( que puedo ser yo) entra por la puerta todos los niños se ponen de pié, así como cuando responden a alguna de las preguntas del profesor.
Seguidamente hay que comenzar a conocerles, cómo se llaman, cuántos años tienen de dónde vienen, porqué están aquí en el centro y hasta qué nivel han cursado anteriormente.

Dejo al profesor con esta tarea y vuelvo a la salida de clase.

El resultado…no es el deseado, aunque sí era el esperado. Diversidad de lenguas, procedencias de todos los rincones de la Tandjilé, historias muy difíciles debido a la muerte del padre, de la madre o de los dos ocasionando una psicología especial y por supuesto el nivel que dicen haber cursado no nos asegura que hayan aprendido ni lo más mínimo.

¿Por dónde podremos empezar?

Mesieur Larmé nos repetirá durante las dos primeras semanas dos palabras clave:”ducement, ducement”. Que quiere decir: poco a poco todo va a llegar a buen término. Estamos viviendo los comienzos de un gran proyecto y éstos son siempre difíciles.

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