jueves, 30 de agosto de 2012

Los enganchados, en Mollina

Nuestro enganchado Miguel Ángel Rivas nos manda esta simpática foto donde vemos a la derecha a nuestros amigos Pili y Sergio acompañados de sus familiares y amigos en uno de los momentos que pudieron compartir en Mollina en los días que estuvieron por allí.
Gracias Pili y Sergio por querer compartir momentos así con todos nosotros.

Emilio Córdoba Arjona - Webmaster-

jueves, 9 de agosto de 2012

¡Así nos encontramos con los niños!

¿Qué tal familia? Os escribimos ya desde Bayaka, después de habernos encontrado con nuestra familia de vocación, los niños, y el resto de gente que colaboran para hacer la gran familia con la que soñamos. Después del largo viaje de Málaga- Mollina al Chad y recibir la bofetada de calor del aeropuerto de Ndjamena , tomamos consciencia de que de nuevo andamos por estos lares con ese aeropuerto tan pequeño, con policías ansiosos por abrir la maleta de los blancos y sacarles algo de dinero por cualquier cosa, la cantidad de mosquitos que te revolotean, el caos circulatorio que es esta capital en la que no hay norma circulatoria alguna, también la impresión de volver a una ciudad sin luz cuando te vas alejando del aeropuerto etc. Al fin llegas al centro de acogida y el grupo electrógeno funciona como para que el ventilador de techo haga algo de ruido, consigues dos rayas de cobertura para llamar a tu familia y te acuestas preguntándote: ¿quién me manda venir aquí? El viaje de regreso al sur fue bien, sin problemas. Deberíamos habernos quedado en la capital varios días para hacer compras y arreglar papeles pero las ganas de encontrarnos con los niños nos podían y al día siguiente de llegar comenzamos el descenso. El paisaje era totalmente diferente al que habíamos dejado, pues ya habían caído las primeras lluvias y los colores pasaron de ser el amarillo ocre al rojo tierra y al verde de los campos. Ya llegando al centro, los niños escucharon el coche y empezaron a gritar nuestros nombres. Los que estaban en clase o en los talleres los abandonaron y también salieron a nuestro encuentro, se montaron en el coche y cantando entramos de nuevo en casa. Para nosotros fue una alegría inmensa, para la que no tenemos palabras que la describan. Poco a poco nos fueron contando cada uno de los días que habíamos estado fuera y así descubrimos sus nuevas aventuras, escapadas, fiestas nocturnas, pillerías etc. mientras nosotros disfrutábamos de la familia, saboreamos el cerdo y las sardinas y compartíamos el proyecto de reunión en reunión. Un poco de todo no nos ha venido mal a ninguna de las partes pero se necesitaba volver a la rutina. En unos días tratamos de escuchar a todos los trabajadores y pronto organizamos los exámenes de final de curso. Estamos contentos de los resultados, de las notas y de esos pasos, a veces grandes, a veces pequeños, pero siempre tendentes a ser más persona. En dos semanas llegaron las esperadas vacaciones y los niños que tienen familia volvieron a sus casas, el resto se quedaron con nosotros. Es el tiempo de labrar el campo y todas las manos son pocas. En el centro también labramos el campo en esta fecha y aprovechamos la ausencia de los niños para ver qué cosas pueden ir mejor el curso próximo, pues el 1 de agosto ya regresaran para comenzar el curso de verano que enlazará de manera directa con el curso escolar en octubre. …una vez más, gracias por vuestro apoyo. Pili, Sergio y los treinta niños de Bayaka.