jueves, 18 de noviembre de 2010

Con las manos de los niños

Vivir en el centro Charles Lwanga de Bayaka ha de sentirse como una oportunidad, y es que quitando las condiciones de vulnerabilidad en las que han vivido estos niños muy pocos niños en Chad tienen una escuela gratuita, pueden aprender un oficio con el que ganarse la vida o comer más de una vez al día y educarse en una familia como la que tratamos de formar.
Como contraparte hacen falta muchas manos cada día para sacar tanto trabajo adelante. Los niños también son conscientes de esto y durante la tarde dedican una hora a trabajar en los campos.
En estos momentos estamos recogiendo nuestra cosecha de maíz y hay que llevarlo desde el campo hasta el secadero, allí lo dejaremos unos días hasta que bien seco lo desgranemos para una vez en el mortero, hacerlo harina y preparar la bola para comer.
Para hacer estos trabajos hacen falta varios días, pues la verdad es que el campo de maíz es grande y la tarea de desgranarlo nos deja alguna que otra ampolla en el dedo gordo.
Siempre hay quien se atreve a retarte y la verdad es que lo que sí consiguen es fatigarnos a nosotros, pues estos niños por pequeños que sean están bastante acostumbrados a los trabajos del campo. Con la misma maña manejan la hoz, el rastrillo, la pala o llevan a los bueyes a pastar.
Sentados en el suelo sobre la estera desgranando maíz es una buena oportunidad para conocer a los niños y reírse con ellos. En clase, comiendo o jugando son enteramente vivos y así nos lo manifiestan a cada instante.
Aunque echemos una mano en estos trabajos el responsable es Andrés, él también vive en el recinto del centro y se encarga de todas los trabajos de la granja. Nuestra principal labor es hablar cada día con él para saber cuál es el trabajo que hay que hacer, cual podrían hacer los niños y cual las niñas y estar atentos a la puntualidad y funcionamiento de la actividad.
Con el tema del maíz todo el mundo trabajara, pues al sol le tocará rápido hacer su trabajo antes de que los niños se lo coman como aperitivo entre horas.

1 comentario:

  1. Qué me alergo que la misión vaya bien, que la labor en el Centro con los niños no os haya sobrepasado de tal manera que os paralizara tanto que hacer y tan pocos que somos.

    veo en vuestras palabras ESPERANZA, ILUSIÓN; AMOR, y eso me anima a seguir "Mi pequeña" misión en YUnquera y El Burgo, dos pueblitos de la serranía malagueña en los que a veces me siento perdido, y me acuerdo de vosotros.

    + Que el Señor bendiga vuestras vidas y las de aquellos con los que convivís diariamente.

    Rezo por vosotros, hermanos.

    ;)JD

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