miércoles, 21 de septiembre de 2011

"Sergio será tu papá; Pilar será tu mamá"


Cuando nos hablaban de los niños de la calle de Chad y nos presentaban el proyecto de Bayaka, aún estando en España, nos apasionaba la idea de estar cerca de esas realidades enteramente necesitadas de ayuda, de presencia de cariño. Ciertamente que lo que más nos movía era el deseo de hacer algo realmente importante por los que no tienen absolutamente nada. La idea no era pequeña pero a veces no es fácil encontrar esa misión a la que sientes que estás llamado, es necesario buscar, moverse y estar despierto para que la comodidad no te atrape. En este año de experiencia en África hemos conocido muchas realidades que nos han tocado muy de cerca, para unas no habíamos venido a trabajar pero sí que poco a poco a nuestro entorno estaba llegando el clamor de la realidad de los niños vendidos a brujos, a grandes ganaderos, los niños vendidos como tráfico de órganos y sexual etc. Esto nos ponía las pilas a tope… pero ¿donde están esos niños? Ciertamente que no hemos estados parados y cuando una realidad te toca el corazón todos los medios se rodean para poder cumplir esa misión.

Hace un mes llegaba a Bayaka el delegado de Asuntos Sociales para hablarnos de que la policía había encontrado un niño de Kelo robado y que en ese momento estaba en la frontera entre Chad y Camerún. Este hombre iba camino de su encuentro y rescate, pero… ¿a dónde lo ubicaría si el Estado no cuenta con ninguna estructura que permita su acogida?

Para nosotros además de cumplir los criterios de edad y por supuesto de vulnerabilidad, acogerlo nos suponía dos alegrías. Primero poder ayudar realmente a esos niños que sabemos que están sufriendo situaciones muy difíciles y la certeza de que de nuevo es la Iglesia la que de una manera o de otra siempre está más cerca de los más pobres de cada rincón de la tierra.

Nos dijeron que llegaba en dos días pero la resolución de los conflictos ha llevado prácticamente un mes. Finalmente, el sábado por la mañana llegaba el delegado en su moto con Sinso montado en la parte de atrás.

Es un niño de doce años aunque aparenta tener 7 ó 8 por el reducido desarrollo físico. La cara redonda y su nariz achatada como la de un hipopótamo te hace pensar nada más verlo “me lo comería”. Como de costumbre sólo trae una bolsa del modelo que circula en todo el país con dos prendas viejas, una más roída y otra menos, no hay jabón, ni chanclas de repuesto, ni veinticinco francos ni nada. El delegado promete que nos ayudarán con ropa, calzado, medicación etc... ¿Serán promesas o realidades? Mejor la esperanza.

Después de una pequeña entrevista y firma de documentación de la tutela el delegado se disculpa y se marcha porque el largo viaje le ha cansado muchísimo. Se despide de nosotros y a Sinso le dice: “volveré a verte cada vez que tenga tiempo. Ahora yo debo marcharme. Sergio será tu papa y Pilar será tu mama”.

Tras la alegría del encuentro, el impacto por su historia y la profundidad de estas palabras no podemos menos que quedar sacudidos por la responsabilidad de la misión.

Para que compartáis un poco más la alegría de nuestra misión os contamos algo sobre Sinso. Una noche mientras se ganaba la vida en las calles de Kelo, unos hombres le ofrecieron un dulce que él comió. Después de esto ya no recuerda nada. A la mañana siguiente estaba en un lugar nada conocido para él. De ahí fue viajando de un pueblo a otro hasta llegar al destino que la mafia que lo robó había pensado para él. En este destino, cerca ya de Camerúm, Sinso fue instruido para robar. Este era su oficio cada día. De ahí que se haya convertido en un niño despierto y hábil. En uno de estos robos una mujer alertó a la policía y servicios sociales tanto del robo como de la intuición de que también Sinso era robado. Es a partir de ahí donde se inicia nuestra relación.

Sinso es pequeño aún, ha recibido malos consejos, ejemplos y no buenas miradas, pero estamos convencidos de que el desparpajo que tiene para desenvolverse le harán olvidar pronto su pasado y disfrutar de nuestra familia, nuestra escuela y la suerte que será para él haber encontrado Bayaka.

Entre el resto de niños la presencia de Sinso ha servido para desarrollar mucha ternura y acogida, aunque eso sí, siempre hay quien no asume eso de que le quieten el rol de ser el más pequeño en medio de esta gran familia.

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