martes, 25 de septiembre de 2012

¡Casi veinte horas a jornada completa!

Hace días que ni escribimos,  y es que tampoco nos queda tiempo de
mucho más. El día  uno de agosto volvieron los niños. Aprovechamos que
los caminos aún no estaban totalmente impracticables y los recogimos
en sus casas. Poco a poco se van incorporando los que serán  nuevos
acogidos en este curso. Como después de todas vacaciones, las normas
del Centro de lavarse, lavar la ropa, tener un orden, un horario, una
disciplina y un respeto se pierden y toca aumentar los esfuerzos para
que tanto los niños como los trabajadores se adapten de nuevo a una
vida organizada.
Su llegada supone estar activo unas 15 ó 20 h al día.  A las 5:00 h de
la mañana, remoloneando entre la primera y la segunda alarma ya se
escuchan de correr a los que han dormido en otra cama o  habitación
que no es la suya. A las 5:30h escuchas si las cocineras han llegado o
no al Centro, entonces no te inquietas y sigues un poco más en la
cama. A las 6:00h comenzamos a despertarlos para que se laven,
arreglen su cuarto y se tomen el desayuno. Esta primera hora es de las
más intensas, pues cada día hay que seguirlos para que se laven, hagan
las camas, barran la habitación y no repitan el desayuno más de dos
veces.
Con este ritmo se desarrolla la jornada en Bayaka, entre los niños.
Nada de trabajo duro pero sí necesitado de mucha presencia activa, y
es que entre tanto enano, siempre hay uno al menos que quiere bromas,
otro pelea, otro escaparse, otro atención y alguien que cuando está en
silencio anda haciendo de las suyas. Un día a día muy intenso en el
que no queda hueco para casi nada, pues tanto si estas con ellos de
manera activa, o si estás dentro de la casa te están reclamando o
estas escuchando sus gritos. Siempre hay algo que arreglar o preparar
para el curso escolar, los trabajadores, los niños o las familias.
Además de andar dándole vueltas a todas y cada una de las decisiones
educativas que nos toca dar.
Un alboroto que da vida al lugar y al que nosotros nos da vida para
tener más pasión cada día.
En estos meses de agosto y septiembre se desarrolla la “escuela de
verano “   que permite a los niños además de volver al Centro, hacer
actividades lúdicas, festivas y formativas que durante el curso no hay
tiempo para realizar. Junto a éstas hay que incluir el tiempo para
cultivar los campos y el rato de estudio diario para entrar con fuerza
en el curso próximo. Así si te paseas por Bayaka entre las 14:00h y
las 15:30 escucharás a los niños de recitar las tablas de sumar,
restar, multiplicar o dividir que dentro de poco les ayudarán a
calcular más rápido que una CASIO.
En las próximas semanas colgaremos fotos de las actividades
artesanales que están desarrollando, así como de los juegos que les
trajimos de España y alguna que otra cosa nueva que vamos poniendo en
marcha a nivel educativo.
 Desde Bayaka, con mucha agua por las lluvias os enviamos un fuerte
abrazo lleno de la pasión  que sentimos por esta familia.
Sergio, Pili y los treinta niños de Bayaka
enganCHADos a la misión.

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