miércoles, 11 de enero de 2012

¡Qué cinco patas 'pa' un banco!

Armand (dcha), Singso (izq) y Babo (centro de la foto con una sola pierna). Armando, Singso y Babo son los últimos que han llegado al Centro y además son los más pequeños. Aún no están del todo inmersos en la actividad del día a día , disfrutan muchísimo las actividades lúdicas como el cine, el baile, las manualidades, el fútbol o las comidas extras pero cuando llega el momento de hacer un poco de trabajo no es lo que más les gusta. Mientras los más grandes están aprendiendo a hacer el huerto, hacen las planchas para sembrar, preparan las semillas, las trasplantan o riegan, ellos se dedican a saltar felizmente de un rincón a otro del recinto. Esto perturbaba mucho a los espíritus inquietos que tras un año de trabajo ya comienzan a serenarse. Es por esto que decidimos que en la hora de trabajo en el huerto Armando, Singso y Babo estuviesen en la cocina pelando los cacahuetes para cocinar.


Si el primer trabajo les gustaba poco, qué decir del segundo, pues
aquí ya no podían correr. Este momento comienza siempre por un poco de
ejercicio de nuestra parte, pues los pequeñajos se esconden, se suben
a los árboles o corren hasta que los pillamos. Una vez delante de los
cacahuetes se comen tres de cada cinco que pelan y el rato que están
allí quietos están enfadadísimos. EL francés que conocen es el que han
aprendido en los tres meses que llevan en el centro de ahí que no
resulte difícil imaginar la gracia que pueden tener sus
conversaciones. En primer lugar se enfadan con todos los que abandonan
el trabajo del huerto para ir a beber agua, se quejan si alguno se
encuentra enfermo ese día y empiezan a gritarle que delante de la
comida se les quitará la enfermedad. Se quejan de nosotros dos por
hacerlos trabajar y dicen que los blancos seríamos incapaces de pelar
cacahuetes como ellos tres juntos, aprovechan cualquiera que pasa por
allí para saludarlo y decirle que pese a lo que digan los otros ellos
trabajan más que nadie. Tras una jornada así de intensa, al escuchar
la campana salen corriendo con los bolsillos llenos de cacahuetes.
La alegría de estos tres pequeños, el cariño que nos dan, la gracia
incluso para protestar por el trabajo nos permite pasar un rato de
alegría en medio de la mañana.


Si todos los pequeños esfuerzos hacen realidad la familia de Bayaka,
también su pequeño trabajo cuenta, así como su sonrisa continua que
nos ayuda a afrontar la realidad con otra mirada. Estas 5 patas seguro que daran mucho que hablar…


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