martes, 17 de septiembre de 2013

¡ATENTOS A ESTAS IMÁGENES, AUNQUE EL “FORMATO” SÓLO OS PERMITA LEERLAS!

Muchos nervios, muchas emociones, mucho trabajo, mucha gente…mucho de todo. ¡Cuánto desearíamos  ser capaces de transmitiros  lo apasionante ha sido esta semana en el Centro de Bayaka!

Os resumimos cómo fue el  primer día de la experiencia. Al fin llegó el momento esperado en el que vendrían los niños.
  • 6:45h.  DE LA MAÑANA DEL LUNES 5 DE AGOSTO. Tememos miedo  de que no vengan. Y es que allá por el mes de abril fuimos a los colegios a contarles lo que íbamos organizar, todos manifestaron estar muy contentos y bien enterados de todos,  pero desde entonces no hemos tenido ocasión de vernos ya que el colegio se desmanteló  en mayo y los niños viven en una zona rural muy grande  donde no es fácil encontrarse con ellos. ¿Y si no vienen? ¿Qué haremos con Jimmy, Susana y Alberto? Y ¿la comida comprada?, ¿el personal contratado? Uff, qué agobio. Al mismo tiempo que esto pasaba por nuestra cabeza no podíamos dejar de organizar los últimos detalles como preparar las clases, un temario, material para todos, horarios de trabajo, comprar más platos, vasos y cubiertos etc.¡Cuánta responsabilidad!
  • 7:45 H DE LA MAÑANA DEL LUNES 5 DE AGOSTO.  Momento “0” del proyecto. Sergio y Pili sentados en el borde de la casa comentando cómo ha ido la primera hora de la Escuela de verano. Todos los niños de la primera escuela que vamos a acoger han venido a la hora fijada, bien arreglados como estrenando ropa y dispuestos a ira clases. Cada uno de nosotros tiene un rol en cuanto a la acogida. Pronto tuvieron puesta la pañoleta roja y sentados en la “gran sala” bebieron un buen jarró de papilla de harina de mijo rojo y  corriendo se marchan a clase. Dos grupos, cada uno de ellos con  uno de los profesores que vienen a dar clases el resto del año, Denis y Cristophe. Entre los niños internos del Centro, un grupo está en clases con Jimmy y Susana y el otro trabaja en el huerto con Seraphin, el monitor de agricultura. En el recreo habrá un cambio entre los que están en el huerto y los que están en clase, que se quedarán con Alberto.  Cuatro cocineras pilan más mijo y hacen 16 bolas diarias para la comida de la mañana y la noche. Jacques, Calisto, Agara, Jean,Bernard y  Nadji  hacen sus trabajos habituales de dar de comer a los animales, sacarlos a pastorear, cuidar los campos o mantener algunas instalaciones. Ruth, nuestra cocinera habitual nos prepara la comida y Fátima, que le echa una mano en los trabajos extras del mantenimiento de la casa.
  • 12:00h EL COMEDOR DEL CENTRO ESTÁ A REBOZAR DE NIÑOS que hambrientos pellizcan las ocho  bolas de la comida del medio día.
  • 13:00h. el primer grupo ya se ha marchado a casa y OTROS 40 NIÑOS ENTRAN EN EL CENTRO. Ellos serán los “pañoletas moradas”.  Junto a ellos estarán Victoir y Jonas, dos nuevos profesores que formarán a estos  chavales del turno de tarde. Diana y Mbai, dos de los cuatro educadores estarán al cuidado de los niños internos del Centro para lavar la ropa, barrer las clases y rellenar las tinajas de donde se bebe el agua.
  • 17:00h. Los cuatro profesores hacen el balance del primer día de clase. Los chavales externos  han hechos este último año de escolarización primaria, lo equivalente a 6º curso. De ochenta niños/as sólo 10 leen, el resto identifican algunas vocales a duras penas, tienen dificultades para restar y sólo multiplicarán si es por la tabla del 2. En el mes de junio hicieron una prueba oficial  para obtener el título del Certificado de Estudios Primarios y todos la aprobaron. Esto sorprende a los profesores, quienes no se explican cómo estos niños tan grandes  pueden tener un  nivel escolar tan bajo. Los cuatro profesores, en lugar de desanimarse por el inmenso trabajo a realizar en dos meses nos expresaban al salir de clase su interés por hacer un trabajo provechoso para estos niños y niñas que este verano visitarán nuestras clases.
  • 19:30H. Al fin podemos encontrarnos con Lorenzo, Susana, Jimmy y Alberto para cenar. Trabajadores y niños externos están en casa  y los nuestros ya se fueron a las habitaciones, aunque aún siguen jugando y corriendo en la oscuridad. En la cena ENCENDIMOS LA VELA QUE CAMBIA DE COLORES AL CALENTARSE, regalo de navidad de los enganCHADos que tanto nos impulsan desde el otro lado del estrecho y que nos recuerda a toda la gente, en especial a los niños que hacen posible que aquí en el Chad se puedan vivir momentos así de apasionantes como los que hemos vivido hoy.
…un poco más tarde, nos quedamos a solas dentro de la mosquitera de nuestra cama y antes de apagar la luz compartimos  las emociones que ambos hemos tenido durante este día. En resumen, días así de apasionantes sólo nos regeneran las fuerzas para continuar imaginando cómo hacer especial la infancia de estos niños. Gracias desde el corazón a cuantos vibráis con estas mismas cosas y sentís vuestra esta misión.

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